La historia, como disciplina científica que se ocupa del estudio del pasado de las comunidades humanas, se constituyó durante el siglo XIX. En esa centuria el racionalismo positivista impuso a la historia una interpretación lineal del desarrollo de las sociedades, donde los hechos reyes, gobernantes y héroes eran dignos de aparecer en la narración histórica, privilegiando los eventos políticos.

Las grandes tranformaciones experimentadas por las sociedades en el siglo XX han tenido como consecuencia la ampliación del horizonte intelectual de la historia: la disciplina ha incorporado nuevos enfoques, temáticas y metodologías. Este cambio se ha plasmado en el terreno de la teoría, pues los cambios sociales y culturales del último siglo dieron paso a la comprensión de los fenómenos sociales con una perspectiva más crítica, a la vez que se sostiene la necesidad del conocimiento riguroso del acontecer histórico. En la actualidad se exige al historiador que explique los hechos del pasado con la idea de entender el presente para transformarlo, por tanto, se han desechado los inútiles esfuerzos por adivinar o bien por mejorar el futuro. Así, con base en la aplicación de las diversas corrientes teóricas existentes en el interior de la disciplina y la utilización de métodos y técnicas variadas, el historiador puede alcanzar diferentes niveles de comprensión e interpretación de la realidad mediante el análisis de las huellas que han dejado los hombres y las mujeres en su paso por el tiempo, es decir, de las llamadas fuentes históricas, orales, escritas o gráficas. Actualmente, la Historia se enfrenta con problemáticas nuevas debido a la pluralidad de enfoques con que se ha abordado el devenir humano y el constante debate entre los historiadores sobre las posibilidades y alcances del conocimiento histórico.

En este campo se han enfrentado problemas como: las relaciones entre verdad e interpretación, historia y literatura, el papel del individuo y las colectividades en la historia, las mentalidades y las ideas, el análisis del discurso y las posiciones ideológicas, entre otros. En el presente, la historia se ocupa de una variedad de temas, orienta su interés hacia: la historia social o económica, las mentalidades, la vida privada y cotidiana, lo mismo que a los procesos globales de la actualidad. En consecuencia, su relación con las demás ciencias es mayor y esto le ha permitido tener un carácter interdisciplinario. De ellas obtiene información esencial, por lo que mantiene vínculos sólidos con la Economía, la Sociología, la Antropología, la Etnología, la Etnohistoria, la Geografía, entre otras disciplinas sociales, además guarda relación con la Lingüística, la Psicología y la Biología, esta última en su afán por construir una historia total del hombre. Entrando ya el siglo XXI se abren enormes perspectivas para los historiadores y los retos se multiplican. Por eso, la formación de profesionales de la historia requiere la integración de los diversos enfoques teóricos, de las técnicas y metodologías que la disciplina ha desarrollado a lo largo de su trayectoria como saber dentro de las ciencias sociales.

 

Objetivo:

Formar profesionistas que comprendan los fenómenos sociales con una perspectiva crítica, objetiva y con un conocimiento de carácter riguroso del acontecer histórico que explique el pasado y contribuyan a transformar el presente.